En el cuarto mes del año, los
mexicanos que se encontraron sin trabajo sumaron 1 millón 580 mil 760, 38 mil 450 más que en marzo, informó el INEGI.
De acuerdo al Instituto, en abril la Tasa de
Desocupación Abierta (TDA) se ubicó en 3.7% de la PEA, y al constituir el
cuarto dato de la serie de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo no se
tiene comparación anual.
Del total de desocupados, 608 mil 700 corresponde al sexo femenino, mientras
que el restante 61% es para los hombres.
Sobre las preparación académica de las
personas que no tienen trabajo, estadísticas del organismo indicaron que 71%
del total tiene secundaria, educación media superior y superior.
Al respecto, Ángel Calderón especialista en
economía laboral de El Colegio de México, explicó que el empleo muestra una reactivación producto del mayor dinamismo en los sectores
manufacturero, destacando la rama maquiladora y el de la construcción, sin
embargo, son empleos que no garantizan una productividad sostenida en el mediano
plazo.
El especialista coincidió con analistas del
CIDE en relación a que la reactivación del empleo es insuficiente para la
fuerza laboral que se incorpora año con año, además de que no se tienen
proyectos de inversión en el corto y mediano plazo que puedan cubrir esta
demanda laboral.
En relación a las personas que tienen algún
tipo de experiencia laboral pero que se encuentran en la desocupación estas
sumaron 1 millón 380 mil 478 mexicanos, mientras que las personas sin experiencia y
que además no tienen empleo fueron 200 mil 282.
En relación a los sectores de actividad
económica que absorbieron 94% de los empleos, el informe detalló que el mayor
dinamismo fue en los servicios con una participación de 49% del total; le
siguieron el manufacturero con 26.6%, y la construcción con 17.8%.
Al respecto, analistas de Bancomer comentaron que el empleo muestra una tendencia de recuperación, siempre y cuando el crecimiento de la economía sea cercano a 4.0%, además de que la generación de plazas está apoyada principalmente en los sectores de servicios y de la construcción.
Fuente: El Economista, lunes 30 de mayo