La
posibilidad de llevar a cabo una huelga nacional o por lo menos movilizaciones
aisladas se esfumó por la tarde cuando los secretarios generales del sindicato
minero leal a Napoleón Gómez Urrutia optaron por borrar “cualquier sospecha de
que queremos enturbiar el proceso electoral del 2 de julio”, explicó Carlos
Pavón, secretario de asuntos político.
Por la
mañana, Francisco Hernández Juárez, presidente colegiado de la Unión Nacional
de Trabajadores, ya informaba que su huelga nacional se había transformado en
movilizaciones aisladas que iban a celebrarse por la mañana en los centros de
trabajo, ya que por la tarde la gran mayoría de los trabajadores acudirán “por
decisión propia” al cierre de campaña del candidato de la coalición Por el Bien
de Todos, Andrés Manuel López Obrador, en el Zócalo.
Hernández
Juárez fue titubeante sobre los mecanismos en los que operaría dicha protesta
sindical que, hasta hace unos días, amenazaba con convertirse en una bomba de
tiempo que paralizaría el país mediante el no otorgamiento de servicios
básicos, pero que terminó por ser sólo una "llamarada de petate".
Pero por la
tarde la amenaza de estallamiento de huelga sencillamente se esfumó por
completo, aun cuando Pavón se empeñó en subrayar en entrevista que sólo se
trataba de un nuevo emplazamiento y que la fecha se definiría después del 3 de
julio.
López
Obrador, dijo, prometió a los integrantes del Frente Nacional por la Unidad y
Autonomía Sindical a tomar la causa de los mineros. Luego aclaró que empeñó su
palabra de apegarse a la legalidad, que no es otra cosa, según explicó, que
devolver la toma de nota de Napoleón Gómez Urrutia y desactivar el conflicto
minero mediante la anulación de la toma de nota fast track a Elías Morales
Hernández.
Hernández
Juárez justificaba desde la mañana la desactivación de la huelga y paro
nacional. “No todas las organizaciones sindicales cuentan con las condiciones
para participar en el paro”. Nunca explicó cómo la Unión Nacional de
Trabajadores participaría. Lo que sí dijo es que esperarían la respuesta los
mineros para determinar sus acciones solidarias.
Desde la
mañana se cuestionó a Hernández Juárez y en sí al Frente Nacional por la Unidad
y Autonomía Sindical de la credibilidad del dirigente de los telefonistas,
sobre todo porque durante cuatro meses se dedicaron a difundir, con bombo y
platillo, una huelga nacional que se aplazó en varias ocasiones y que en la
recta final se desinfló.
El dirigente
optó por echarle la culpa al gobierno federal de que la Junta Federal de
Conciliación y Arbitraje haya desechado los emplazamientos a huelga presentados
por la UNT y el STUNAM.
“Están
usando la ley como les conviene”, indicó.
A puerta
cerrada los líderes de la CROM, Sindicato Nacional del Seguro Social, STUNAM,
CROC (el cual se salió minutos antes de concluir), de Pilotos, se enfrascaron
en una discusión sobre si resultaba mejor posponer, de nueva cuenta, la fecha
de la huelga o bien reducirla a movilizaciones o paros aislados. La mayoría
optó por la última opción, ya que otro emplazamiento habría significado mayor
condena pública.
Fuente: Milenio Diario, martes 27 de junio